¡Hola viajeros!
Durante nuestra estancia de 3 días en Berlín, decidimos ir a conocer el campo de concentración de Sachsenhausen. Nunca habíamos tenido la oportunidad de ir a uno, y aunque éramos conscientes de que la experiencia no iba a dejarnos buen sabor de boca, creo que fue peor de lo que imaginábamos. Vamos a explicarlo mejor para que entendáis nuestra experiencia y lo que significa ir a un lugar así (si no habéis estado antes en ninguno).
Cómo llegar a Sachsenhausen desde Berlín
En tren desde Berlín nosotros decidimos ir en transporte público y elegimos el tren para desplazarnos hasta el campo de concentración. Huelga decir que nos perdimos y aunque teníamos internet e íbamos mirando en Google, no hay ni una sola indicación en la parada. Teníamos que cambiar de tren en la estación de Lichtenberg, e ir del metro al tren regional, pero nos perdimos como veinte minutos. Al final se nos fue el primer tren que iba hacia el campo de concentración y nos tocó esperar durante casi 50 minutos al siguiente. Por lo que tardamos casi dos horas y media en llegar al campo de concentración, desde Berlín. Tenemos que advertir que lo peor no es lo que se tarda una vez estás en el tren, lo malo es lo que tarda en pasar cada tren porque si se te va en la cara te tienes que esperar una hora.
Nos subimos al tren RB12 y en media hora estábamos entrando en la estación de Oranienburg. Aquí hay que bajarse, salir de la estación e ilusos de nosotros que pensábamos que iba a haber un autobús ¡JA! Nosotros no vimos pasar ni uno en todo el recorrido y tuvimos que ir caminando desde la estación hasta la entrada al campo de concentración. Tocó andar 20 minutos hasta la oficina de información, hacer toda la visita también andando y recorrer otros 20 minutos de vuelta hasta el tren (llevad bastante agua si vais en verano). A la vuelta nos tocó esperar otra hora de tren, por lo que al final hay que invertir una tarde completa (o una mañana) para llegar a Sachsenhausen, os lo queríamos advertir para que lo tengáis en cuenta a la hora de organizaros.
Además de nuestra opción también podéis coger el tren regional RE5 desde la estación Berlín-Hauptbahnhof hasta la estación de Oranienburg (25 minutos). También se puede llegar en el tren de cercanías S-Banh línea S1 que cubre el trayecto desde Wannsee hasta Oranienburg, con una duración de 50 minutos.
Nosotros teníamos la Berlín WelcomeCard y no tuvimos que pagar nada por el viaje, pero si no la tenéis vais a tener que comprar un bono que sea válido para las zonas ABC. Como ya os hemos comentado en otros post, con esta tarjeta os beneficiaréis de varios descuentos de hasta el 50%, por ejemplo para entrar en la catedral o subir a la famosa torre de comunicación.
Contratando un tour al campo de concentración desde Berlín así podréis hacer la visita en compañía de un guía que os explique in situ la historia de lo que allí ocurrió. Los tours cuestan 25€ por persona y tienen una duración de aproximadamente unas 6 horas, pero tened en cuenta que el campo de concentración está fuera de la ciudad y se tarda en llegar hasta allí.
En Bus. El autobús 804 sale cada hora desde la plaza de la estación Oranienburg en dirección a Malz, hasta el monumento conmemorativo. Este es el autobús que nunca vimos pasar por lo que nos tocó caminar durante 20 minutos. No obstante este bus NO VALE para llegar desde el centro de Berlín, solamente sale de la estación de tren.
En coche si disponéis de coche propio o lo habéis alquilado, podréis llegar el campo de concentración y aparcar en la puerta. Tenéis que coger la vía A10 (Berliner Ring) hasta la salida de Birkenwerder y luego seguir hasta Oranienburg. Pero mucho más sencillo que esto, es que pongáis en Waze o Google el nombre del campo de concentración e ir con el GPS. El trayecto en coche es de una media hora, dependiendo del tráfico.
Visita de Sachsenhausen
Este Campo de Concentración es un lugar conmemorativo y didáctico. La entrada es completamente gratuita, además se ofrece realizar la visita por libre mediante el uso de un audioguía (de pago) o bien mediante una visita organizada. Cuando nosotros llegamos no había dicho servicio de visitas por lo que la hicimos por nuestra cuenta escuchando los números que venían señalados por medio del aparato.

A modo de resumen os podemos contra que Sachsenhausen atravesó varias etapas, siendo la primera de ellas entre los años 1936 a 1945. Este campo se construye durante el verano de 1936 siendo el primero que se realiza tras el nombramiento de Heinrich Himmler. El campo fue diseñado por un arquitecto de las SS, su idea era plasmar la imagen del mundo del nacionalismo y someter a los prisioneros al poder de las SS. Este campo de concentración fue relevante por la proximidad con la capital del Reich y porque servía de lugar de entrenamiento para su personal. Durante 1936 y 1945 hubo más de 200.000 personas recluidas en Sachsenhausen, al principio eran enemigos políticos de los nazis, luego también entraron colectivos que los nazis consideraban de inferior categoría por temas raciales y biológicos, hasta que en 1939 iban recluyendo también a personas de los estados ocupados.

Muchas muertes se produjeron por enfermedades, ya que los tenían en condiciones lamentables y hacinados sin higiene alguna. Fueron víctimas de maltratos, hambre, torturas hasta que se empezó con las tereas de exterminio.
Entre los años 1945 a 1950. En agosto de 1945 una vez finalizada la Guerra y tras la liberación de Europa de la hegemonía nazi, el servicio secreto soviético trasladó el campo especial Nr.7 al centro del antiguo campo de concentración. En el campo ahora había funcionarios del régimen nazi, presos políticos y persona detenidas de todas las edades. Desde 1948 fue el campo especial nº1 más grande hasta que fue definitivamente desmantelado en el año 1950. Durante esta época llegó a haber hasta 60.000 prisioneros.
Durante los años 1961 a 1990. En esta época comienza a surgir la idea de que fuera utilizado como Monumento Nacional de Recuerdo y Conmemoración, siendo inaugurado con dicha finalidad el 22 de abril de 1961.
Desde el año 1993 se usa con fines conmemorativos y como museo. Como muchas de las instalaciones originales habían sido destruidas, lo que ahora nos encontramos son marcas en el suelo, en cada marca había una barraca donde dormían los presos cuando no estaban trabajando. Os aseguramos que sorprende la cantidad de barracas que había, e imaginarse todo eso funcionando es una locura. Hay trece exposiciones que ofrecen la historia de cada uno de los lugares que se está visitando, recordamos especialmente la zona del «hospital», de las habitaciones y de la cocina con los dibujos siniestros que había en las paredes.

Horario
Desde el 15 de marzo hasta el 14 de octubre, abre todos los días de 8.30 a 18 horas.
Desde el 15 de octubre al 14 de marzo abre diariamente pero cierra a las 16.30 de la tarde.
Todas las visitas son gratuitas pero si cogéis un audioguía en español os van a pedir 3€. Nosotros cogimos uno para los dos y con eso ya es más que suficiente para enterarse de la historia.
Consideraciones Personales
Visitar un campo de concentración no es plato de buen gusto, en eso estaremos todos de acuerdo pero ¿Por qué los visitamos? Entendemos que no es por el simple morbo (en la mayoría de casos) parece como que tenemos que ser «testigos» presenciales e imaginar (un poco) lo que un día pudo suponer estar allí encerrado. Obviamente decimos imaginar, porque vivirlo tuvo que ser infinitamente peor y no lo podemos comparar con el hecho de ir de visita 77 años después de que cerrara sus puertas. A lo que nos referimos es que la finalidad quizás sea para intentar ser conscientes de lo brutales que pueden llegar a ser las decisiones de algunas persona, dicen que hay que conocer la historia para evitar que se repita ¿no?
Ahora bien bajo nuestro punto de vista, no creo que volvamos a repetir la experiencia. Os podemos jurar que no somos nada de rollo espiritualista, pero esa sensación que teníamos en el cuerpo era muy rara. Caminar por las barracas donde les tenían hacinados, ver el supuesto centro médico que en realidad usaban para realizar experimentos con seres humanos y las cámaras de gas, realmente ponen los pelos de punta.

Habitualmente nos explayamos diciendo lo bonito que es caminar por las calles de una ciudad y perderse en ellas, o hacer una marcha por medio de la naturaleza hasta encontrar lugares en los que no hay nadie, etc. Pero en esta visita uno camina a través del odio, los horrores, la represión, la tortura, el hambre, de violaciones y muerte. Son lugares que te consumen, realmente no podemos decir que nos aportara nada positivo, es un sitio que produce angustia. Únicamente podríamos decir que somos afortunamos porque pudimos dar por finalizada nuestra visita en el momento que quisimos y salir de allí para no volver más.
Esta fue nuestra experiencia, obvio que no queremos decir que no merece la pena. Es que una visita de estas características creemos que no debiera haber existido nunca, pero como es parte de la historia que cada uno decida si quiere ir a verlo o no. Nosotros solamente queríamos compartir nuestra experiencia, no es una recomendación, tomarlo como una conversación en la que estaremos encantados de leer vuestros mensajes por aquí, o por privado en Instagram.
Vamos a dejar aquí el post, pero antes de despedirnos os recordamos que abajo tenéis entradas relacionadas y que en nuestro perfil de Instagram vamos subiendo fotos y videos de nuestros viajes y escapadas.
¡Hasta pronto viajeros!
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